Infancia y adolescencia
Juana nació el 4 de noviembre de 1479 en la ciudad
visigoda de Toledo. Sus padres, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla,
católicos fanáticos, le dieron una educación estrictamente religiosa,
aunque también dominaba el arte de la danza, era una
excelente amazona, hablaba varias lenguas romances de la península ibérica y
dialogaba fluidamente en francés y latín. Además, Juana era una hermosa
jovencita, Las crónicas no registran trastornos de conducta durante la
adolescencia
de la vivaz infanta, aunque hay citas de que solía
transitar por episodios de euforia seguidos de depresión. Algunas cartas de su
madre también señalan ciertos signos de inestabilidad mental. Fuera de esa
escueta información sobre cierta conducta negativa, nadie por entonces suponía
el trágico futuro que esperaba a la princesa.
Casamiento con Felipe el Hermoso y vida matrimonial
En la nobleza, los enlaces matrimoniales siempre fueron
arreglos políticos de mutua conveniencia. Otro objetivo era mostrarles a los
consuegros y al resto de Europa el poderío y la abundancia de la monarquía
española. Los Reyes Católicos evaluaron cuidadosamente ambos aspectos. Unieron
la casa de Habsburgo con la de España concertando el casamiento de Juana con el
príncipe Felipe II, llamado “el hermoso” por su apostura, hijo de Maximiliano
I, emperador del Sacro Imperio Romano que, como diría siglos después Voltaire,
no era ni sacro, ni imperio, ni romano. Maximiliano estaba financieramente
quebrado, pero su título de “Rey de los romanos” daba lustre. Con este enlace,
Fernando e Isabel incorporarían a
Flandes a su creciente imperio. Juana se embarcó en las
costas de Laredo en Cantabria y partió hacia Flandes con una flota. Los novios
se encontraron en Lille e inmediatamente Felipe quedó prendado de la belleza de
Juana y ésta de su prometido. En un gesto no bien recibido por ambas comitivas,
Felipe exigió que se consagrara el matrimonio de inmediato y, no bien terminada
la breve ceremonia, Juana y Felipe casi corriendo y de la mano se refugiaron en
una tienda para consumar la unión tan ardientemente deseada. Era el 21 de octubre
de 1495, día en que Juana, a los 16 años, descubrió el amor, que sería para
ella fuente del más.
Doña Juana la Loca
Francisco Pradilla Ortiz.
(1877)
Óleo sobre lienzo.
340 x 500 cm
Museo del Prado,
Madrid.
arrebatado placer y del más tremendo dolor y también, según
arriesgan los estudiosos del tema, el factor desencadenante de su locura. Con
el transcurso del tiempo, la vida matrimonial devino en pesadilla, en parte,
porque Felipe comenzó a entretenerse con bellas damas de la corte. Juana tomó
medidas drásticas, le cortó el pelo al rape a una de las favoritas y lo puso en
la almohada de Felipe, cambió sus doncellas por mujeres nada atractivas y
recurrió apciones mágicas para recuperar a su amado. Juana vigilaba y espiaba a
Felipe día y noche, lo que tornaba insostenible una relación conyugal estable.
Estos celos patológicos adquirieron ribetes extremos, a tal punto
que ya con los dolores del parto del segundo embarazo, no quiso ausentarse de
una fiesta de palacio para poder controlar a Felipe. Cuando los dolores se
hicieron insoportables, abandonó el salón y se refugió en un cuarto
acondicionado como retrete. Allí, sin más cuna que el duro suelo, nació el que
llegaría a ser el hombre más poderoso de la tierra: Carlos I de España y V de
Alemania, señor de dos mundos. La locura de Juana no afectó su fertilidad y
tuvo seis hijos.
Estando el matrimonio en España, Felipe súbitamente decidió
regresar a Flandes, y Juana se trastornó totalmente: no comía, lloraba sin
consuelo y un día de invierno salió del castillo y gritó durante 36 horas ante
las murallas. Fue en ese momento que comenzaron a llamarla “la loca”. El 25 de
septiembre de 1506, Felipe murió súbitamente de fiebre tifoidea en Burgos y, de
acuerdo con sus deseos, fue trasladado a Granada, lo que dio lugar al
interminable cortejo fúnebre con el que comenzamos esta historia. El padre de
Juana, Fernando, retomó
la regencia hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos,
mientras la reina fue confinada a un castillo en Tordesillas donde terminó el resto
de sus días
http://www.ect-ediciones.com/libros-flor/salu/files/publication.pdf
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