26 may 2013

Juana la Loca


Infancia y adolescencia
Juana nació el 4 de noviembre de 1479 en la ciudad visigoda de Toledo. Sus padres, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, católicos fanáticos, le dieron una educación estrictamente religiosa,
aunque también dominaba el arte de la danza, era una excelente amazona, hablaba varias lenguas romances de la península ibérica y dialogaba fluidamente en francés y latín. Además, Juana era una hermosa jovencita, Las crónicas no registran trastornos de conducta durante la adolescencia
de la vivaz infanta, aunque hay citas de que solía transitar por episodios de euforia seguidos de depresión. Algunas cartas de su madre también señalan ciertos signos de inestabilidad mental. Fuera de esa escueta información sobre cierta conducta negativa, nadie por entonces suponía el trágico futuro que esperaba a la princesa.

Casamiento con Felipe el Hermoso y vida matrimonial
En la nobleza, los enlaces matrimoniales siempre fueron arreglos políticos de mutua conveniencia. Otro objetivo era mostrarles a los consuegros y al resto de Europa el poderío y la abundancia de la monarquía española. Los Reyes Católicos evaluaron cuidadosamente ambos aspectos. Unieron la casa de Habsburgo con la de España concertando el casamiento de Juana con el príncipe Felipe II, llamado “el hermoso” por su apostura, hijo de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano que, como diría siglos después Voltaire, no era ni sacro, ni imperio, ni romano. Maximiliano estaba financieramente quebrado, pero su título de “Rey de los romanos” daba lustre. Con este enlace, Fernando e Isabel incorporarían a
Flandes a su creciente imperio. Juana se embarcó en las costas de Laredo en Cantabria y partió hacia Flandes con una flota. Los novios se encontraron en Lille e inmediatamente Felipe quedó prendado de la belleza de Juana y ésta de su prometido. En un gesto no bien recibido por ambas comitivas, Felipe exigió que se consagrara el matrimonio de inmediato y, no bien terminada la breve ceremonia, Juana y Felipe casi corriendo y de la mano se refugiaron en una tienda para consumar la unión tan ardientemente deseada. Era el 21 de octubre de 1495, día en que Juana, a los 16 años, descubrió el amor, que sería para ella fuente del más.
Doña Juana la Loca
Francisco Pradilla Ortiz.
(1877)
Óleo sobre lienzo.
340 x 500 cm
Museo del Prado,
Madrid.

arrebatado placer y del más tremendo dolor y también, según arriesgan los estudiosos del tema, el factor desencadenante de su locura. Con el transcurso del tiempo, la vida matrimonial devino en pesadilla, en parte, porque Felipe comenzó a entretenerse con bellas damas de la corte. Juana tomó medidas drásticas, le cortó el pelo al rape a una de las favoritas y lo puso en la almohada de Felipe, cambió sus doncellas por mujeres nada atractivas y recurrió apciones mágicas para recuperar a su amado. Juana vigilaba y espiaba a Felipe día y noche, lo que tornaba insostenible una relación conyugal estable.
Estos celos patológicos adquirieron ribetes extremos, a tal punto que ya con los dolores del parto del segundo embarazo, no quiso ausentarse de una fiesta de palacio para poder controlar a Felipe. Cuando los dolores se hicieron insoportables, abandonó el salón y se refugió en un cuarto acondicionado como retrete. Allí, sin más cuna que el duro suelo, nació el que llegaría a ser el hombre más poderoso de la tierra: Carlos I de España y V de Alemania, señor de dos mundos. La locura de Juana no afectó su fertilidad y tuvo seis hijos.
Estando el matrimonio en España, Felipe súbitamente decidió regresar a Flandes, y Juana se trastornó totalmente: no comía, lloraba sin consuelo y un día de invierno salió del castillo y gritó durante 36 horas ante las murallas. Fue en ese momento que comenzaron a llamarla “la loca”. El 25 de septiembre de 1506, Felipe murió súbitamente de fiebre tifoidea en Burgos y, de acuerdo con sus deseos, fue trasladado a Granada, lo que dio lugar al interminable cortejo fúnebre con el que comenzamos esta historia. El padre de Juana, Fernando, retomó
la regencia hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos, mientras la reina fue confinada a un castillo en Tordesillas donde terminó el resto de sus días

http://www.ect-ediciones.com/libros-flor/salu/files/publication.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario